viernes, 16 de marzo de 2018

ME HORRORIZA Y ME INDIGNA.
Yo no se que deriva lleva esta sociedad en la que vivimos, pero es ya más que inquietante. Entre el cúmulo de males que nos acorralan, hay dos especialmente indignantes: el rapto y muertes de niños y la pederastia. Y a esta última sumo la pornografía infantil. Una sociedad que sufre en sus carnes estos males y permite que proliferen, es una sociedad muerta. Los recientes casos, en el que el último es el del niño Gabriel hoy encontrado muerto, no son más que la punta del iceberg de algo de una extrema gravedad. No me cabe duda alguna que en la pérdida grande del sentido de la vida, del valor de la vida humana y de los principios y valores morales, éticos y religiosos en nuestra sociedad está el origen del mal. Pese al aparente progreso social, se cuece a diario un retroceso en esos principios y valores que han sido siempre la base de nuestros pueblos... de nuestra vida social.
Entre tanto, permanecemos -llorosos e indignados si- pero adormecidos ante la ola gigantesca de exaltación de la violencia y el sexo por todas partes. Y esto genera, en gentes que por una u otra razón, se van contaminando, esa legión de pederastas, de difusores a mansalva de la pornografía infantil y de multitud de desequlibrados y de personas que funcionan a golpe de sus instintos y sentimientos, sin la más mínima racionalidad. Por ese camino el hombre se convierte en puro animal, desprovisto de una conciencia operativa y esclavo de sus más bajos instintos. Muy duro todo esto, pero o lo admitimos y reconocemos o nos cruzamos de brazos llorando de pena y sin saber que hacer.
Es triste el día de hoy y el cuadro que pone al descubierto. Es la hora ya de un grito colectivo y unánime de BASTA YA. Y ponernos todos manos a la obra en la lucha y en la denuncia permanente contra esta inmensa y pegajosa ola que amenaza con tragarse a esta despistada sociedad occidental en que vivimos.

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