viernes, 27 de marzo de 2020

DIARIO DE ESTOS DÍAS...

Día décimo quinto.


Cumplimos hoy los quince días de encierro total. Una barbaridad de tiempo. Quién nos lo iba a decir hace apenas un mes. Y así en casi todos los países del mundo. No cabe en mente humana. Parece como esas películas del Oeste en las que la ciudad está vacía, con todos encerrados en casa, mientras esperan la llegada de una banda de forajidos peligrosos, mientras pasan tensas las horas. Y aquí esa banda es el Covid-19. Estamos en los días más duros posiblemente. Pienso además, que hay mucha gente enferma y sin detectar. Posiblemente personas que no tienen síntomas o lo están pasando sin problemas. Su contabilización nos llevaría a algo positivo. La mortalidad sería mucho más baja de lo que parece ahora. Y esta opinión es muy compartida por bastantes de quienes luchan contra esta plaga. Por eso creo que hay lugar para la esperanza. Hoy adelanto este post. A las seis de la tarde, Su Santidad el Papa Francisco se va a dirigir a todo el mundo desde el Vaticano e impartirá la Bendición Urbi et Orbi y concederá a todos la indulgencia Plenaria, tras su oración. Es un momento trascendente para todos los creyentes. Al pie de la tele estaré. Otros en la radio. En mi caso en Trece TV.
Hoy pensaba en lo que vendrá después de que esto pase. Y se me ocurre que una de las consecuencias será el regreso de mucha gente al campo. A pueblos y aldeas. Puede que haya sido un error muy grande montar una economía básicamente industrial, dejando vacíos infinidad de poblaciones pequeñas de todo el país. La nefasta política de la Unión Europea de inundarnos de subvenciones a cambio de arruinar nuestra agricultura, ganadería, pesca, astilleros, etc. nos arrastró. Y esa UE o desaparece o tendrá que reconstruirse de nuevo. Para ser de verdad más solidaria. Una nueva economía que vuelva a potenciar lo que perdimos y no nos deje al albur de lo que decidan en Europa solamente. Puedo estar equivocado, pero no lo creo. Puede ser otro de los cambios del futuro. Aparte de un auge de nuevo de la vida de la familia. De la gran familia de abuelos, padres, hijos, nietos. Y una mayor estima de los valores morales, éticos y humanos. La durísima experiencia que estamos sufriendo no puede pasar en balde. Como si nada hubiese ocurrido. Y habrá que buscar personas más capaces, honradas, intelectualmente bien dotadas y más desligadas de las disciplinas férreas y los látigos de los partidos. A estos y a la política deberán ir quienes sirvan de verdad y no sean meros profesionales de la vida o vidorra política. Gente que haya trabajado y sepa lo que vale un peine. Y que la base está en el servicio y no en el poder. El hermoso y bello poder. En mi modesta opinión esto tiene algo que ver con lo que nos está sucediendo en nuestro país.

Perdonadme mi larga disquisición, pero hoy, al ver el estado del país y las cifras escalofriantes de víctimas, me lo pide el cuerpo. Recuperemos el sentido crítico y dejémonos de seguir consignas, noticias interesadas y desinformadoras. Lo que hay está a la vista. Tu y yo lo estamos viendo.

Hoy no me sale nada poético ni bonito. Me mueven los sentimientos solamente. Nos toca seguir en casa, no relajarnos en el cumplimiento de las normas sanitarias. Continuar vigilantes y en plan de tolerancia cero. Y eso si, estoy absolutamente seguro de que saldremos adelante. Nosotros, con la ayuda inestimable e impagable de médicos, enfermeras, sanitarios y voluntarios. Y a las ocho y media aplaudiremos en su honor. ¡¡¡RESISTIREMOS!!

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