DIARIO DE ESTOS DÍAS...
Día décimo cuarto.
Día duro por las noticias. Pero esperado. Ya estamos más cerca del pico de la famosa curva. Como una montaña elevada que estamos subiendo con pasos esforzados y peligrosos. Pero quiero creer que el alto, la cumbre, es ese que vemos cerca. Sigamos escalando. Catorce días llevo en este encierro en casa. Como la mayoría de vosotros, sin salir a la calle para nada. Hoy el sol ha sido compañero matinal. Un rato corto de terraza por aquello de que en marzo siempre fue poco recomendable abusar de él. Mientras sesteaba al sol, mi mente voló a dos momentos pasados por estas fechas. Uno a "nuestra" cala ribadense de Rocas Blancas. En algunos años el buen tiempo nos empujó a bajar con mis hijos, pequeños entonces, a ese idílico lugar. Abrigado como pocos y donde es posible salir moreno en marzo y abril. Días hermosos aquellos. Otra, de otro marzo y de otro año, la primera vez que fui a la playa de Santa Cristina. Con un amigo y las dunas y juncales solitarios. Después de un encierro en el cuartel de más de dos meses, aquel día de playa de finales de marzo fue una delicia. Y hasta el bocadillo de sardinas (en lata) que comimos en un bareto de madera que allí había, nos supo a gloria. Mi sesión matinal de sol la corté pronto hoy. Y entonces escuché por la radio esa noticia, entre increíble y estúpida, de que los test de detección del coronavirus comprados, tarde y mal, por España no funcionan. No sirven. Y lo que es peor que han sido adquiridas a un proveedor sin licencia y no fiable. No estaba en la lista garantizada por el Gobierno de China. ¡Cómo puede haber tanta incompetencia! Me alucina este hecho, reconocido hoy por las autoridades españolas.
Sigo sustituyendo mi café de las 12 en Ricardo, servido por el bueno de Santi, por el que me hago en casa. Pero no es lo mismo. Lo añoro. ¿Cómo lo lleváis? El confinamiento doméstico, claro. Nosotros bien por ahora. Seguimos con tolerancia cero con el riesgo. Me ocurre una cosa que no comprendo. O yo estoy lentorro o algo falla. Hago menos cosas que antes y no me llega el día. Me acuesto dejando parte de lo que pretendía hacer en el día, sin hacerlo. Y todo el día en casa. ¿Os pasa eso a vosotros? Ayer tarde seguí, como miles de españoles, el rezo del rosario desde el Santuario de Fátima. Para buscar la ayuda de la Virgen, que falta nos hace en estos momentos tan duros. Sigo leyendo todos los comentarios que hacéis a los post de este diario, cada día. Me gusta hacerlo. Es algo así como decir, ¡albricias! aquí estamos hoy un día más. Como si nos viésemos las caras, personalmente. Y eso sirve para animarnos los unos a los otros. Sigamos teniendo llena nuestra mochila de paciencia y esperanza. Que no decaiga. Que no se nos vacíe. Y si esto sucede, vayamos a la fuente a llenarla de nuevo porque nos hace falta.¡¡¡ Resistiremos!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario