DIARIO DE ESTOS DÍAS...
DÍA SÉPTIMO
Ya hemos dejado atrás la primera semana de encierro. Ninguno de nosotros tiene experiencias en esto. Si acaso, algunos como fue mi caso tras una operación hace once años, estuvimos un tiempo sin salir a la calle, midiendo el largo de nuestros pasillos, una y otra vez. O sentados en una butaca horas y horas. Mi experiencia fue de un mes, el de agosto. Pero nada es igual. Ahora es la incertidumbre de cuánto y cómo. Pero, por contra, vamos viendo que nos hemos organizado en casa. Que llenamos el tiempo. Que hacemos cosas que no hacíamos. Hoy pensaba en mi madre que siendo una jovencita de 15 años, vivió la angustia de los bombardeos frecuentes sobre su ciudad. Sonaba la sirena, cogía a su hermanito pequeño y corría a la calle, hacia el refugio cercano. Escuchaba el rugido de los aviones y las explosiones de las bombas. Sonaba la sirena y regresaba a casa. Así una y otra vez. Podía ser a cualquier hora. Es diferente, pero al menos el enemigo era ese avión y esas bombas. Y cabía llegar a tiempo al refugio. Lo de ahora es más siniestro porque el enemigo está oculto. Es invisible. Y nuestras armas son otras. Tomar todas las precauciones y seguir todos los consejos y órdenes. Acopiar paciencia, calma y energías positivas. Huir del desánimo y el desaliento. Ser fuertes en suma. Y en el fondo, eso es más fácil que empuñar las armas en la guerra. Atravesamos un desierto, como os decía ayer. Y además hay espejismos. Los de los bulos y las noticias falsas. No hagamos caso de todo eso. Solo fuentes contrastadas. Yo al menos he limitado a lo necesario para saber qué debo hacer y cómo va la situación. Pero evito entrar en las tripas de la enfermedad y los secretos del coronavirus. Eso queda para médicos e investigadores. Rezo, eso si, para que encuentren pronto medicación eficaz y fiable. Y para que se consiga una vacuna lo antes posible. Hoy se lo pido especialmente a San José. Y, mientras tanto, salgo un día más, una tarde más, una noche más, a vuestro encuentro. A tu encuentro. Aquí en el Facebook. Intercambiando sentimientos y pensamientos. Y tratando de echarle un poco de alegría a la vida...y mucha esperanza.
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