DIARIO DE ESTOS DÍAS…
Día 21º
Recibo noticias de mi prima en la isla de la Reunión, a miles de kilómetros de aquí frente a las costas de Madagascar. Están encerrados desde hace18 días. Lo mismo que nosotros. E igualmente por todo el planeta, pueblos y ciudades. Vuelve a asaltarme la idea de que esto no puede ser, no es real. Es otro mundo, un sueño amargo y enrevesado. Pero es la realidad. No podemos darnos cuenta de lo que eso significa. Jamás mente humana pensó en esto. En la ciencia ficción hemos creado imágenes de seres que vienen de otros planetas y galaxias. Yo también lo he hecho en algunas novelas. Pero ahora el enemigo estaba en casa, en la Tierra. Y ha asaltado todas las naciones de todos los continentes. El mundo se ha parado. Y la mayor parte de los trabajos con él. Es una guerra y la estamos viviendo en directo, no en la pantalla.
Hoy no daré consejos como los días anteriores. Esta vida ahora es muy rutinaria y hay que tener todos los días las misma precauciones. Acaba de llegar un pedido que hicimos al supermercado. Me puse la mascarilla y los guantes. Salí al ascensor y lo recogí de manos del chico que los traía. Cuando se fue, miré las puertas de mis vecinos. Cerradas. Llevo sin verlos 21 días, cuando antes el trasiego era continuo y el ascensor no dejaba de trabajar. Qué sensación más extraña. Yo allí afuera y con la mascarilla. A propósito de esta os diré por qué la tengo. No es comprada en los últimos tiempos. No las hay en ningún sitio. Pero resulta que mi ardua tarea de escritor, revolviendo cientos de papeles, periódicos viejos, foto antiguas, traídas de Ribadeo, me obligaron hace ya tiempo a comprar una caja de mascarillas. Son para evitar los efectos perniciosos de ácaros, polvo y humedad de muchos de esos papeles. Mis hijos se reían al verme a veces con la mascarilla mientras estaba revisándolos o leyéndolos. Y hete aquí que el coronavirus me ha cogido con un par de ellas todavía en la caja. Casualidades.
… Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla
Pero siempre sigue en pie
Resistiré para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré...
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