DIARIO DE ESTOS DÍAS…
Día 24º
Llegó el domingo de Ramos. Nada tiene que ver la forma en que lo vivimos hoy con la de tantos años. Hoy me vais a permitir echar la vista atrás unos instantes. Es domingo de muchos recuerdos. Quizás sean más, por su intensidad, los de mis años infantiles y juveniles. De los de Melilla me vienen a la memoria aquellas largas procesiones, con multitud de palmas y música de bandas militares desfilando por la Avenida. De Ribadeo aquel jaleo que montábamos todos los chiquillos, portando ramos de laurel. Era una verdadera competición para ver quien los llevaba más grande. Y en la Iglesia Parroquial, durante la bendición, solo se veía un mar de verdes laureles que se movían en oleaje incesante. Algunos eran árboles enteros de "loureiros" que sus portadores mecían a uno y otro lado. Y de vez en cuando, pequeñas trifulcas por que "me empujaste" o me has "dado en la cabeza con tu ramo". Era también día de paseos por la Cuatro Calles, vestidos con las mejores galas. Algunas fotos que tengo con mis amigos de juventud, de ese domingo, nos muestran de traje, corbata y relucientes zapatos. Y con semblante entusiasta. Día de campanas tañendo alegres durante la procesión, mientras los chicos y las chicas nos cruzábamos una y mil veces, disimulando miradas o a tumba abierta. También recuerdo esa procesión, por la Gran Vía madrileña, con muchos penitentes caminando descalzos por la calzada y una nube de hermosas mujeres con mantilla.
Pero hoy todo es distinto. Estamos viviendo cosas, momentos, que ocuparán nuestras conversaciones durante mucho tiempo. Lo recordaremos todos a lo largo de nuestras vidas. He seguido la sencilla misa, esta mañana, desde el Santuario de Torreciudad, por internet. Solo dos sacerdotes en el altar, en soledad absoluta. Y yo, ante mi mesa de trabajo y mi ordenador. Con la mirada clavada en la pantalla y la atención máxima, en el silencio cortante de la calle, tras mi ventana entreabierta. Mi gente en sus casas, con sus niños. Mientras la nieta de dos años, mejorando en el hospital en el que sigue ingresada. Una semana ya. Esperamos que su regreso a casa sea inminente.
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