martes, 14 de abril de 2020

DIARIO DE ESTOS DÍAS.

DÍA 33º

Hay días en que sin saber por qué la inspiración falla. Y no te viene nada para narrar. O son sandeces. En mi caso, estimulado por una noticia, leída en la prensa de hoy, de que se estudia tener a los mayores varios meses más en las casas, me largué un escrito potente. Mitad queja, mitad ardiente protesta. Y repartí estopa por doquier. Pero luego no me pareció adecuado castigar vuestras mentes con él al leer este diario hoy. Así que lo archivé y ahí queda. Pero ahora... solo me vienen preguntas y una afirmación. Esta última es que desde hoy renuncio a leer la prensa cada mañana, como vengo haciendo desde la noche de los tiempos. Bueno, no leo, simplemente ojeo titulares y me paro en el que me llama la atención. Pero es tal el cúmulo de noticias sobre la epidemia y la enfermedad que es ya inasumible. Son excesivas, contradictorias, desmoralizantes la mayoría, políticamente intencionadas muchas de ellas. Apenas aportan nada positivo, en la mayoría de los casos. Y es, además innecesaria tantísima información. O más bien desinformación. La tele en su vertiente coronavirus ya la abandoné hace tiempo. 

¿Y las preguntas? Son muchas para que las responda quien deba hacerlo. ¿Qué pasa, de una puñet.... vez con las mascarillas? ¿Las hay?¿Dónde?¿De las buenas, de las que sirven o de las de usar y tirar? ¿Por qué siguen muchos sanitarios sin las debidas protecciones? ¿Y por qué no se da todo el material de protección necesario a farmacéuticos y a sus empleados? ¿Por qué no se compran cantidades suficientes a proveedores fiables?¿Por qué se andan buscando intermediarios, a menudo de medio pelaje? ¿Por qué no se está haciendo ya test de control del Covid 19 a la población para conocer quienes están contaminados?¿Por qué se publican decretos correctores o modificativos de otros a la medianoche? ¿Por qué no se ayuda, en estos momentos, de verdad a los autónomos? ¿Se imagina alguien el panorama de establecimientos comerciales y de hostelería que van a aparecer cerrados a cal y canto cuando la situación se normalice? ¿Hemos decidido ocuparnos por completo del problema sanitario actual y dejar de jugar políticamente con él? ¿Por qué no se busca de verdad la unidad nacional en lugar de coquetear con tentaciones mas propias de totalitarismos que de una democracia? ¿Por qué la oposición no acaba de encontrar su sitio ni su voz en esta crisis?¿Por qué no se organizan las entradas al trabajo, de forma escalonada, en las grandes poblaciones para evitar que todos se junten a la misma hora en los mismos medios de transporte colectivos?¿Por qué no se organiza ya una salida breve y ordenada de los niños, bajo el control de los padres, a la calle y paseos, puesto que ya no soportan mucho más el encierro? ¿No bastaría con que se exigiera ese cuidado a los padres bajo apercibimiento de sanciones si incumpliesen las normas? 

Y otras muchas más que están todavía sin respuesta y que se nos ocurren a todos. Ahí lo deje, amigos. Hoy navego con temporal en el Cantábrico, aunque tranquilo y seguro, que para eso tengo el título de patrón. Un saludo a todos.

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